La educación intercultural parte del hecho sociológico de la existencia de grupos culturales, fundamentada en el derecho de los ciudadanos a que sea respetada su cultura e implica el reconocimiento de las culturas presentes en el ámbito escolar, así como la valoración positiva que supone la relación recíproca entre ellas.
La educación intercultural subraya, en primer lugar, el reconocimiento y la valoración de todas las culturas presentes en el ámbito y entorno escolar y el enriquecimiento mutuo que este hecho supone en todo el proceso educativo. Es un campo todavía poco explorado, con diversos modelos y enfoques en los variados programas puestos en marcha.
Según los expertos, una de las finalidades más destacadas de la educación intercultural es la de preparar a todos los alumnos, también a los autóctonos, para comprender, adaptarse y relacionarse bien en una sociedad pluricultural. Implica incorporar este enfoque en el Proyecto Educativo y desarrollar en el aula y en la escuela una serie de actividades que posibiliten el conocimiento de las diferentes culturas presentes, el fomento de actitudes favorables ante la diversidad, la erradicación de prejuicios y, desde luego, programas específicos de aprendizaje de la lengua o lenguas del país de acogida, dirigidos a los niños extranjeros.
Otra de las finalidades de la educación intercultural es la de conseguir un alto grado de igualdad de oportunidades para los niños procedentes de las minorías generalmente marginadas. En este sentido parecen necesarias algunas medidas de actuación para la mejora de la calidad de la enseñanza:
- La atención temprana de los colectivos infantiles con riesgo de problemas de aprendizaje.
- La consideración especial de los centros docentes que atienden alumnos con probabilidades de fracaso escolar, favoreciendo licencias de estudio y apoyos a la investigación.
- La dotación de profesores especialistas en los centros de integración de alumnos con necesidades educativas especiales.
- La oferta de programas específicos dirigidos a la formación de profesores que atienden alumnos pertenecientes a minorías deprimidas.
- El incremento de programas para la formación de personas adultas.
- El establecimiento de mecanismos compensatorios.
Esos programas concretos deberán atender: la formación en habilidades comunicativas, la educación para el conocimiento mutuo, la educación para la integración, etc. Requiere un análisis de la realidad escolar y del entorno socio-cultural para detectar necesidades y unos programas específicos para responder a ellas.
Dos elementos son esenciales para que la educación intercultural vaya haciendo camino en la escuela: el currículo y el profesorado. Un currículo abierto, flexible, con posibilidades de adaptación, y un profesorado motivado, preparado y con medios didácticos. La intercomunicación entre centros es también necesaria.
Interesa destacar que la educación intercultural tiene su fundamento en un verdadero humanismo. Se considera a cada alumno como persona en su singularidad, se posibilita el conocimiento cercano y afectivo de cada rostro, se aprende a trabajar y a jugar juntos, se suscita la necesidad de construir entre todos un futuro mejor, más fraterno y participativo, se posibilita un diálogo permanente.
Ángel Astorgano
Coordinador Nacional de Escuelas Salesianas