Una escuela comprometida con los nuevos saberes
Hoy es conveniente plantearse cuáles son los aprendizajes instrumentales en relación con las realidades nuevas qué hoy vive el alumno y en relación con las que le tocará vivir en el futuro. Los nuevos saberes, por otra parte, están vinculados a los nuevos códigos desde los cuales se está accediendo hoy a la información. Convendría […]

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7 junio, 2018

Hoy es conveniente plantearse cuáles son los aprendizajes instrumentales en relación con las realidades nuevas qué hoy vive el alumno y en relación con las que le tocará vivir en el futuro.

Los nuevos saberes, por otra parte, están vinculados a los nuevos códigos desde los cuales se está accediendo hoy a la información. Convendría recordar cómo el acto didáctico de enseñar durante el medievo por medio de la transmisión oral va a ser radicalmente transformado en el siglo XV a raíz de la aparición de la imprenta. Enseñar, a partir de ese momento, no es solamente transmitir los conocimientos contenidos en los códices; es enseñar a leer. El saber, pues, se “democratiza”, porque se pone al alcance de más población. Si los conocimientos se transmiten por vía alfabética, es preciso que el educando sea capaz de codificar y descodificar el lenguaje escrito. Éste ha sido el fundamento de la escuela hasta el día de hoy. Sin embargo, tendremos que reconocer que en las últimas décadas se han introducido nuevos códigos de acceso a la información: los códigos audiovisuales y los códigos informáticos. ¿Qué repercusión ha tenido esto en nuestras aulas?

¿Qué papel representan tales medios en la formación de los alumnos? Podemos constatar que, en muchos casos, no son sino acciones didácticas colaterales destinadas a reforzar una enseñanza frontal y reproductora que en nada modifica el núcleo de la enseñanza tradicional. Por este camino podríamos regresar a los estadios anteriores a Gutenberg: se refuerza la autoridad del medio productor de información ante el cual se coloca el alumno sin capacidad de lectura. Está expuesto a una sobredosis de “información sin conocimiento”. Es más: es posible que el efecto de fascinación de los nuevos medios de información conduzca a subordinar la fiabilidad y la validez de conocimientos proporcionados por vía magistral o alfabética a cuanto se aprende a través del ordenador o de Internet.

Por otra parte, es preciso no perder de vista cuáles son las verdaderas necesidades humanas de base que dan lugar a la aparición de los nuevos medios. La necesidad de extender y universalizar el saber da lugar a la aparición de la imprenta. Si, a partir de ese momento, se utilizara la letra impresa para restringir los conocimientos de las personas a través de una censura arbitraria, podríamos afirmar que el libro se convierte en un instrumento de alienación, traicionando así su naturaleza primera. Otro tanto cabría decir de los medios audiovisuales e informáticos. Son medios que nacen para hacer más fluida la comunicación entre un número creciente de personas. No obstante, cuando el medio se convierte en fin, termina atrapando al hombre, y lo que nació con vocación de favorecer la comunicación puede terminar en un agente productor de aislamiento y de incapacidad para comunicarse con interlocutores que no sean los que están detrás de la pantalla.

Introducir, pues, las nuevas tecnologías en la escuela no puede reducirse a introducir instrumentos: ha de comenzar por asumir su significado para que permanentemente mantengan su calidad de medios.

Ángel Astorgano. Coordinador Nacional de Escuelas Salesianas

http://boletin-salesiano.com/?p=18371

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